viernes, 6 de febrero de 2015

"Sobre Durmientes y Jugadores" Cap 2 "Quién Duerme"

Capítulo dos



“Quién duerme”.


¿Quién no ha pensado alguna vez en la vida como un sueño
en el que nada se puede retener demasiado, en el que lo que ayer
tuvimos, hoy es un recuerdo? La respuesta es: Todos o casi todos
hemos fantaseado con esto, pero ¿Qué es lo que nos hace darnos
cuenta de que no estamos soñando? Respuesta: Los sueños.
Los sueños son nuestra mayor conexión con lo real, en tanto
que corroboradores de lo fenoménico. El contraste del sueño con
el despertar es lo que nos hace saber que no estamos soñando.
Antonio Machado escribió:
“Entre el vivir y el soñar hay una cosa… ¡el despertar!”
Es ese despertar nuestra ancla con la realidad. ¿Cómo podríamos
despertar si estamos despiertos ya? Pero. ¿Percibíamos en
nuestros sueños que lo eran? Sí, a veces lo percibimos. El creer
que la vida es un sueño es algo fantasioso y trillado si se quiere,
pero me gustaría introducir un nuevo concepto en su mente. El de
los durmientes. Llámese durmiente a toda persona que no es
conciente de la realidad en un sentido de concatenación
fenoménica percibida como agente y no como objeto. Un
durmiente es alguien que vive mecánicamente, a veces toda su
vida.
Según este punto de vista, se puede vivir de dos formas:
1) Como agente.
2) Como objeto.
Se puede considerar “agente” a toda persona que logre realizar los
actos que planea. Ya sea irse de una fiesta por sentirse incomodo,
o comerse el pastel de bodas antes de la boda. Pero. ¿Existen
realmente los agentes? Tal vez usted se haya dado cuenta ya de

que nuestras acciones son respuestas a estímulos externos,
siempre. Si alguien le pregunta qué hora es y usted le responde
Guatemala, su respuesta será tomada como un signo de locura,
incomprensión, agresión, ironía, etcétera. Cualquier repuesta es
una respuesta, incluso el silencio es testimonio de la no
existencia, tal es el programa del universo, no hay forma de no
participar. El concepto de agente podría ser tomado como
inexistente, de no ser por su contraste con el concepto de objeto.
Una persona funciona como objeto cuando realiza una
acción en respuesta a una percepción fenoménica en contra de su
voluntad, o sin su propio consentimiento. Por ejemplo Usted
pierde su trabajo (fenómeno) y cae en un pozo depresivo. Es una
reacción normal, pero no es una reacción agradable, o deseable.
Usted es objeto de las circunstancias. Siendo agente optaría por
una solución o un recurso que lo llevara a conseguir otro trabajo,
o a ganar dinero de alguna forma; se puede observar que en este
caso también sería usted una persona objeto de las circunstancias,
pero no de una forma desagradable, y en menor modo que en el
primer caso.
De todos modos esto fue solo una introducción a lo que
realmente es el concepto de durmiente, nombrado al principio del
capítulo. Un durmiente es una persona que desconoce su propio
paradigma de realidad. Vive como objeto de las circunstancias,
sin recolectar información de los hechos que le suceden, sin crear
un “mapa” de lo real; sin nombrar lo que le ocurre, en términos
más vulgares, esta persona es “arrastrada por la corriente de lo
real”, sin percibir los comandos y estrategias de logro que le son
ofrecidos constantemente.
Pero. ¿De que hablo cuando hablo de comandos y
estrategias de logro? Al percibir la realidad, notamos que hay
sucesos que se repiten constantemente. Al percibir estos sucesos,
les damos nombre, por lo general el nombre que es establecido
por la sociedad en la que vivimos. Cuando deseamos
interconectar elementos nombrados, tenemos lo que Piaget llama
“conflicto cognitivo”. Este conflicto es lo que nos motiva a
recolectar más y más datos sobre los fenómenos, y así crear un
mapa de predictibilidad de lo real. Sabemos que el sol sale por las
mañanas, que una hora tiene sesenta minutos, etcétera. Son datos

firmes sobre los que basamos nuestro concepto de lo real. Los
conflictos cognitivos de Piaget son comunes a todas las personas,
son una parte fundamental del proceso de aprendizaje.
Los comandos se logran al percibir que existe una relación
entre nuestras respuestas a los fenómenos, y los fenómenos
posteriores, consecuentes. Noto que al mover la cabeza de lado a
lado se percibe esta respuesta como negativa, o rechazo de un
ofrecimiento, etcétera. Es un comando básico.
Una estrategia de logro, es una serie de comandos
verificados mediante repuestas fenoménicas, que es usada
frecuentemente para cumplir un propósito. He aprendido que el
dinero es usado para adquirir bienes y contratar servicios. Si
deseo, por ejemplo, comprar una casa, mi estrategia de logro debe
estar basada en conseguir dinero, que es el medio que dará como
respuesta la adquisición del inmueble. Está es una estrategia
básica. Es común a las personas.
Un durmiente es objeto de los sucesos de su vida porque
desconoce su propio mapa de realidad. Solo percibe sus propias
respuestas a los sucesos, pero no es conciente del poder de
cambiar la realidad, de crearla.
El concepto de durmiente también es relativo ya que todos
somos un poco durmientes, pero su real dimensión toma forma en
contraste con su antítesis: el jugador.
Un jugador es agente y no objeto, domina comandos y
estrategias de logro avanzadas, y percibe lo real como un juego en
el que, si se sabe jugar, se puede obtener lo que se desee. Un
jugador crea su mapa de realidad a su gusto. Cambia el
paradigma, no se fía de los antecedentes. Sabe que todo lo que
puede ser pensado puede ser realizado.
Una instancia superior es las de Buda, que significa “el
despierto”. Pero. ¿Cómo se alcanza ese estado? ¿A que se llama
despertar? Por el momento quede el lector con los conceptos de
durmientes y jugadores, se hablará de Buda más adelante, cuando
deba remitirme al concepto de no-mente y todo lo que este
implica.

Alejandro G. Vera

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