jueves, 8 de diciembre de 2022

Para morir nacemos (Cuento breve)




Como es conocido por todos, o mejor dicho, como es de público conocimiento; el señor Javier tiene una nueva novia. ¿Pero no se quedó viudo hace un año? Dice Raquel, del 1er piso. ¿Viste cómo son? Responde Laurita, del 7mo D.

Ya todos sabemos que Javier es buenmozo, tiene un buen trabajo, y es un hombre triste. ¿Por qué triste? Se dedicó demasiado a ganar dinero y no cultivó otras pasiones más allá del sexo, la televisión, y un poco (solo un poco) la música.

La nueva novia del señor Javier, tiene 22 años, se llama Melina.

Lo que nadie sabe, es que Melina es mala. ¿Cómo es eso? Manipula a Javier. Cuando quiere comprarse ropa le dice primero que está en una crisis, y después de llorar, y hacer el amor, le pide, le sugiere, que le compre el vestidito ese de 500 dólares.

A Javier no le importa la plata, porque le sobra. Pero, no obstante, vive triste.

Hasta que un día, un 15 de marzo, de un año cualquiera, Javier pasa por una casa de instrumentos de música, y ve, lo que para él es el objeto más hermoso del mundo. Jamás le había prestado atención.

Un saxo de 7000 dólares. Lo piensa dos veces, entra y se lo compra. Y por ese breve e infinito instante, Javier es feliz.

Busca un profesor de saxo, lo encuentra, pasan los meses. Pasan 4 años. Ya puede tocar casi cualquier cosa. Le gusta el blues.

El vecino Luis, del 3ro D lo odia, ¿Por qué? Envidia. Javier tiene ojos azules, y es un rasgo poco común en el edificio.

En las reuniones Javier toca Blues, Bossa y Jazz, para alegría incluso de Melina, que ahora, ya no es mala. Notó un cambio en Javier. Ahora lo ama.

El señor Javier. Javi, don Javier. Todas esas palabras que sostienen la máscara que llevamos por lo que dure la estancia.

Un día, un jueves, Javier se cruza a Luis del 3ro D en el ascensor. Luis, sin más miramientos, le confiesa:

Te envidio, siempre te envidié. Mucho más ahora que andás contento.

 Saca de entre sus ropas un revólver Bersa calibre 22. Matagatos, le dicen en el campo. Alcanza para matar a una persona.

¿Sabés que ahora vas a morir? Le dice Luis, con pulso tembloroso.

Lo sé. Le responde el señor Javier. Para morir nacemos.

Luis del 3ro D dispara el revólver y el tiro le da en el pecho a Javier, que cae, al piso del ascensor, muerto.

 

Ahora Javier despierta en un prado, lleno de flores. Se le acerca un anciano. Javier le pregunta ¿Usted es Dios? Trabajo para él, le responde.

¿Qué aprendiste de la vida? Decime una cosa que hayas aprendido, y si respondés bien, pasás derecho al cielo, le promete el anciano.

 

Javier lo piensa un momento, y responde:

Una cosa aprendí de la vida.

¿Qué es?

Javier responde:

"Que el hombre es un animal muy delicado".

El señor lo agarra de la mano, y le dice: Vamos que ya van a estar las empanadas tucumanas.

“Para morir nacemos, señor Javier. El resto son ilusiones.” Le dice el anciano con una sonrisa de miles de millones de años.

 

Alejandro G. Vera, coordinador de taller literario en Udemy.com


 

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