lunes, 25 de septiembre de 2017

"Escenas del delito americano" Review


Hace instantes terminé de leer el nuevo libro del queridísimo Indio Solari, "Escenas del delito americano". Lo primero que quiero destacar es que no se lo puede leer rápido. Cada frase es críptica, el lector está en conflicto con el autor. El Indio parece decir: "releé eso, no es lo que entendiste". Y la "misdirection" que crean los dibujos del genial Serafín hacen imposible lo que dice el prólogo, ese consejo de leer salteado. Por lo menos yo no pude leerlo así. Hace tanto esperaba este libro y por fin salió a la luz. El argumento es casi nulo, las frases tienen una métrica parecida a la de Chuck Palahniuk (Sí, incluso estando escrito en idioma español). El relato es tremendo, parece pasar por el corazón y por el estómago más que por la mente. El Indio oficia de doctor de la mente que nos induce al vómito de un veneno que no sabíamos propio. La narración es muy similar al estilo con el que el Indio escribe sus canciones, aunque no tan fuerte, es decir, no con frases tan marcadas. Tal vez este sea un efecto que planeó él para evitar dejar rincones en los que cobijarse y perder el rumbo caótico del relato. 
Sobre los dibujos, son preciosos, y sobre el papel, es decir la impresión, es un libro para atesorar y creo yo que cuesta ( $ 460 ) mucho menos de lo que vale el papel. Si tuvieron la oportunidad de leer "La venganza será terrible - 30 años", es ese tipo de papel, de altísima calidad. Las ilustraciones , según lo que yo sentí, dejan un espacio para reflexionar sobre cada escrito del libro. Como si uno leyera un pedacito y tuviera que descansar la mente mirando "colgado" un dibujo o un paisaje, que en casi todo el libro está a la derecha (en la página de la derecha).
No creo que sea un libro para todos los seguidores del Indio. No tiene el lenguaje universal de sus canciones. Sí puede ser disfrutado por cualquier lector porque la poética del Indio es universal. A lo que me refiero es a que hay que tener muchas mañas para entender minimamente a dónde apunta cada frase. Tampoco creo haberlo entendido en su totalidad. Ya vendrán nuevas lecturas, esta tarde y así, hasta que el sabor primero de la novedad se vaya y como dice Blake, las puertas de la percepción sean purificadas.

Una última impresión sobre la lectura de este libro es que funciona como incentivo artístico. Apenas terminé de leer me dieron ganas de escribir algo nuevo, algo con el pulso hipnótico que tomaré prestado de Solari. Esa forma de decir las cosas con encanto (como cantando). Cómo si cada palabra fuera una llave para entender que el mundo o es un sueño, o una pesadilla o un infierno, o Dios sabe qué cosa, y que uno está vivo. Ahí leyendo sentí que todo es extraño, a veces terrible, a veces (como este libro) maravilloso.

Una vez más el querido Indio Solari sorprende y emociona con su manera de conpartir una parte de su alma, como el ruiseñor de Oscar Wilde, que canta para que el enamorado tenga su rosa roja. El Indio es ese pájaro que canta para sacarnos de la locura de creernos inmortales, solo para hacernos comprender que finalmente sí lo somos. Y más que nosotros él, Solari, es un escritor inmortal y fantásticamente talentoso.

No se pierdan la lectura de este libro, es mi consejo.

Saludos.


Alejandro G. Vera (Autor de "Sobre durmientes y jugadores", "El placer de los cerdos degollados", "El párpado de Dios"). 


lunes, 24 de julio de 2017

Nota del capitán Mark antes de que se hundiera el bote.

Estimados:

En la tempestad he encontrado amigos, y alegría. Gente en la que confiar. Pero hoy, en esta calma, me siento infinitamente triste; infinitamente solo, y de nuevo triste. Veo que las fechas se repiten. Veo gente que muere, otra que llora. Veo gente que mejora, envejece y muere. Esto es la vida, y el mar. Y me gusta. Pero no sé como hacer para sacar el abismo de mí. Esta oscuridad que me consume día a día. Falta tan poco para llegar a tierra firme, y sin embargo ya no me importa. Mi consejero es sordo, mi vocero es mudo. 
Quisiera despertar en otro lugar, siendo otro. O tal vez no ser nada. Eso a lo que tantos temen, ahora lo deseo.
Me han dejado infinitamente solo y triste, aquí, en la calma. En mi mente ya estoy muerto.
Ojalá no me recuerden como capitán sino como cantante, o poeta. Aunque ahora deteste el arte y todo lo que me ata a este mundo y me impide tirarme por la borda.
Escucho risas, y a diferencia de antes, ya no las siento familiares. En otras épocas sentía que se reían de mí. Ahora ya ni eso. Los siento tan lejanos como las estrellas.
Faltan aún dos semanas para llegar a tierra firme, y presiento en el viento la dureza de un filo que destroza, un filo que separa el alma del cuerpo. Es la muerte.
No sé qué será de mí. 
En realidad sí lo sé. haré como que si no ocurriera nada. Me acercaré a ustedes con mi sonrisa, y no sabrán que ya estoy muerto. Y aunque un día sea feliz, y esta calma pase y venga otra tempestad, esto que siento hoy es eterno. Es una fuerza que desconozco y que me ha herido de muerte.
Guardo en mi corazón sus abrazos y sonrisas y regalo a los entierros todo lo malo que haya conocido. 

No será la tristeza mi verdugo sino la soledad. Me han dejado solo. Tal vez otras empresas los necesitan con más urgencia, pero aún sabiéndolo siento que la alegría no volverá.
El mar está formado por las lágrimas de los muertos, y ahora también por las mías.

Disfruten de este teatro, no hay dos iguales.

Su querido capitán Mark

lunes, 15 de mayo de 2017

Los gatos


-Los gatos-

La soledad de estar enfermo 
y no tener a quién mandar
a comprar galletitas. 
Salvo por la gatita.
Pero ya sabemos como son los gatos,
tienen la impericia de no ser capaces de ir a 
hacerte los mandados y el amor 
suficiente como para pasar la tarde
dormidos sobre uno, con su calor 
que cura y acompaña.
Con su motorcito que significa
que Dios no se olvida aún de uno,
y que está en todas partes.

Alex Galeaux 1973