-Por qué
cantan los gitanos-
A Evita Vera, la hermana, la artista…
En una noche fría de julio, no
recuerdo ya el año, salí en busca de algo para tomar, no un bar sino algo para
llevar a casa, tal vez una Coca Cola o alguna otra gaseosa. En vez de ir
derecho por Gaspar Campos, tomé la ruta secreta que es ir por la calle paralela
a Gaspar Campos, rumbo a la estación de José C. Paz. Siempre que visitábamos a
la abuela, hace tanto y tan poco a la vez, tomábamos ese camino con mi hermana
Eva, camino que es menos ruidoso que la calle principal, y también más florido.
Sabíamos que en una de las casas
vivían gitanos, porque casi siempre que pasábamos se escuchaba música flamenca.
Esa noche fría de julio me
pareció algo extraño ver tantos autos cerca de la casa de los gitanos. También,
como siempre, se escuchaba música. Esa música especial de los gitanos en la que
parece que estuvieran llorando, más técnicamente, porque usan cuartos de tonos
y la escala menor armónica.
Me acerqué a ver porque la
situación se prestaba para eso. Ahí estaban tres gitanos tocando las guitarras,
y un cantaor devastando una melodía sin centro, que desgarraba el corazón de
tan linda y tan triste.
Uno de los gitanos se me acercó y
me invitó a entrar. Me dio una guitarra que al momento de sentirla entre mis
manos noté que estaba afinada un semitono bajo. Toquemos dijo, por Don Manuel.
Yo toco blues, ya saben los que me conocen, pero tuve la suerte de entrar bien
en el tono que tenía la rumba que comenzaron a tocar. Y era una fiesta,
increíble como todos hacían palmas, y gritaban y bebían, se abrazaban y
lloraban y cantaban, y reían.
Dejé la guitarra a un lado y me
acerqué a preguntar a que se debía esta “fiesta”. Le pregunté a una muchacha,
nunca supe su nombre, le dije ¿Por qué cantan los gitanos? Y me respondió:
Primero pregúntame por qué lloran los gitanos. Perdón, le dije ¿Por qué están
llorando ustedes gitanos, a qué se debe esto? Se debe- me contestó- a la muerte
de mi padre Don Manuel, murió ayer de tristeza.
¿Cómo sería eso? Pensé, pero no
quise preguntar más.
Si eres inteligente, me dijo, vas
a entender hoy por qué cantamos los gitanos.
Pregúntame ahora por qué cantan
los gitanos, me dijo, con una sonrisa.
Bueno, ¿Por qué cantan los
gitanos? – le dije- un poco tímido.
Cantamos por la muerte de Don Manuel,
mi padre que ayer murió de tristeza. Lloramos por la muerte de mi padre, y
cantamos porque no somos nosotros los muertos, nosotros estamos vivos.
Y me dijo entonces entre lágrimas
un gran secreto: Aunque la gente se muera, nosotros estamos vivos.
Y escuché los únicos versos que
recuerdo de esa noche de esas canciones tan hermosas y tan tristes. Decían algo
parecido a esto:
“Entrégame
lo que pido
Tu
corazón destrozado.
Yo a cambio
daré encantado
Mi
corazón aguerrido.”
Cuando salí de la casa entre el
tumulto de gente, ya era de día, y los gitanos ya se preparaban para llevarse a
Don Manuel, es decir a su cuerpo, a algún lugar secreto donde van a morir las
aves, quiero creer. Porque me parece muy injusto que se cubra con tierra una
guitarra aunque ya no tenga cuerdas.
A.G.V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sea libre de comentar, responderé a la brevedad...