viernes, 13 de febrero de 2015

Historias inconexas para la sed de Keyla



Lo del tiempo y de la muerte se olvidó por un rato. Por un rato fueron ella y el cielo, libertad y suspiro. Ofelia camina descalza por la vereda, pidiendo monedas a la gente que pasa. Con la cara más feliz y los ojos más hermosos del mundo, no es difícil que le den unos pesos.
Un hombre, que vuelve del trabajo la ve de lejos. Este hombre, “X”, vive solo. A veces se olvida como hablar con la gente. No obstante, se acerca a Ofelia y balbucea unas palabras que la deslumbran, y Ofelia no es fácil de deslumbrar.
“Ser es ser percibido”, le dice “X”, que (por ya caerme más simpático) llamaremos Damián. Ofelia lo toma de la mano, y lee en las líneas que va escribiendo Dios en analogía con lo que nos ocurre, que Damián es el hombre de su vida.
“Sos hermosa”, le dice Damián, que se ruboriza, que es algo que nos pasa a los humanos cuando no respiramos por un instante (aclaro por si alguna entidad no-humana se encuentra leyendo). “No te merezco”, le dice Ofelia. “Soy poca cosa para vos”. Ofendido, Damián quita su mano de entre las suaves y delicadas manos de la gitana. “Por qué decís eso? No ves que me lastimás?”.
“No entiendo”, dice Ofelia y llora lágrimas dulces, como un oasis para los que se guardan las cosas.
“Que sos hermosa y listo. El mundo no es un laberinto”, le dice Damián, temblando.

Escena 3:
-Me gusta ver cómo crece el pasto…
-Es metira.
-Todo lo que digo te molesta.
-Casi todo.
-Pero me amás.
-Te amo?
-Sino no estarías acá…
-Supongo…

En el desierto:
“De mi sed se nutre tu venganza, sol certero y cálido. Segador y amigo nuestro. De tu luz beben los ángeles y yo, por no serlo, muero…” Últimas palabras de un hombre perdido en el desierto.

Escena 4:
-Qué pensás?
-Nada, siempre ustedes quieren saber qué pensamos.
-Ustedes quién? Qué?
-Vos y el gato.
-Cómo sabés del gato?
-No ves la cara que pone? No lo ves?

Principio:

Habla Damián: “Quisiera encontrarte, con ojos alegres en ninguna parte/ por ser solo esto, se llevan las horas de mi vida el resto./ No quiero más nada, solo una gitana y verla enamorada…”

Ofelia camina por las calles de Buenos Aires, Damián no levanta la vista, ella lo toma de la mano y sabe que es el final.

“Sos vos? Damián?”, dice Ofelia.

“De dónde nos conocemos?”, Damián.

“Alguna vez supe ser sed en tus labios, y vos susurraste mi nombre secreto a las estatuas del Parque Lezama. Alguna vez fui oasis, y jamás me encontraste. Soy cielo constelado para los ojos de un ciego?”, como recitando habla Ofelia, la gitana…

Escena 4:

-Te extraño.
-(nada).
-La extraño.
-(nada).

El tiempo nos devora, en historias de sed y de venganza. Los ojos que contemplan un cielo, jamás vuelven a verlo. Mirame bien Ofelia, no soy yo nunca más. Ahora, para siempre, no soy yo, ya soy otro…


                                               Alejandro G. Vera


4 comentarios:

  1. Gracias , tocaste un punto débil en mi <3

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  2. Lo escribí para vos. Que suerte que te gustó...

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  3. Me encanto , puedo preguntar en que te inspire ?

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  4. No, no se puede preguntar... jaja... en realidad escribo caoticamente, a veces para alguien. Pero no es que me inspira algo, escribo para dedicarlo. Esta vez para vos. Cuando estoy enamorado escribo sonetos, esos sí están inspirados en la persona de la que me haya enamorado. O sea, los sonetos son de amor. El resto es un misterio...

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